sábado, 16 de enero de 2016

El temblor


La muerte sería egoísta y cobarde manera, la escapada,
dejarse sepultar tontamente como el dejarse ir tumbada,
como esperando y que sea la vida lo único que pase.
Son tiempos raros en que a veces la fatiga me da alcance,
sin ser tan desafortunada ni tampoco lo contrario,
no depende de la suerte ni necesito tu mano,
tengo las mías con el pulso necesario,
el temblor se nota en mi infertil descanso.
Pero así y todo el camino es único,
con un sentido donde sólo atrás y alante serán conocidos,
donde palabras y miradas me alientan,
donde he de oler las flores que se presentan causales,
mientras me pregunto cómo lo haces.

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