lunes, 27 de diciembre de 2010

Los problemas, de uno en uno por favor

Qué fácil me parece que era todo hace unos años. Entre más viejos nos hacemos los jóvenes, más responsabilidades adquirimos y por consecuencia se van sumando las posibilidades de tener una vida difícil, de que aparezcan diversos baches en el camino que haya que afrontar.
Y para que sea todo más irrisorio, añadimos la congoja de no saber si para el día en que tengamos nuestro trabajo estable y una vida definitivamente adulta (se acabó el vivir del cuento), si la gravedad de los posibles problemas pueda aumentar. Para colmo, algunos no hemos elegido profesiones de poco riesgo, sino de uno cierto para nuestra salud y también para la de los demás.

Bueno, ahora entra el momento de ser optimista. Yo, para no rallarme en exceso, pienso siempre en qué podría ser lo peor que me pudiera ocurrir y entonces me digo "anda no seas quejica". Al menos tengo casa, familia y salud. Además he conseguido volver sana y salva a mi tierra tras los tres años de exilio en la península tratando de salir airosa a situaciones bastante diferentes a las de ahora, como no meter la gamba en prácticas hospitalarias y ser la mejor del mundo para no tener que repetir ninguna, sobrellevar el hecho de estar descentralizada de mi tierra y de mis seres queridos, tratar de aprobar todo con miles de trabajos, prácticas y clases de por medio.... y un sinfín de historias que me provocaron cierto grado de ansiedad y visitas a los despachos para defender los derechos de los alumnos.

En fin, en fin... He superado muchas trabas, quedan atrás algunos años de estrés, esfuerzo y sufrimiento personal. Podría decirse que ahora estoy en un limbo, ni en el cielo ni tampoco en el infierno. Es el momento de llenarme de fuerza para hacer frente a algunas cosas que me parecen un sinvivir en determinados momentos... Pero todo esto lo haré con calma, y resolviendo los problemas de uno en uno.

Dicen que la vida son dos días, y que en uno de ellos está lloviendo. O a lo mejor son tres, y llueve durante dos. No lo sé. Pero tendré que aprovechar ahora que ha amainado un poquito y aún se puede disfrutar. Nunca se sabe cuando volverá a llover.

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