sábado, 2 de enero de 2016

El otro verano

Disonancia cognitiva,
un tren que descarrila,
algunos el guión lo abandonaron,
pasajeros de dudosa moral aunque bien educados,
exquisitos productos para el ideal social en cierto Estado,
y no es casual ni suerte que enfrente,
queda el personaje irreverente,
que encantador su mano me tiende.

Luego de un tiempo la calma vuelve,
de haber saboreado la soledad,
de los entrenamientos al filo de la navaja,
entonces ya nada me detiene

Y sé lo que vale la superficialidad de una conversación cuando brilla el sol,
el personaje irreverente que me hace reír cuando lo normal sería llorar,
el mismo personaje que es proclamado  como ser eterno para no olvidar.

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