martes, 11 de febrero de 2014

Del útero al no vacío

Inició su viaje a ciegas como todos los mortales,
en un andar de soldado raso esclavo durante el día,
escapando de cuando en cuando como en fuga,
locura que salvaba la razón de la enfermedad diurna

Astiada salió al frío aire nocturno antaño inspirador,
recibió cada golpe de realidad y de viento en su cara,
llena de vida pues y presa de su cuasi infalible intuición,
grades ojos, amplia visión de lo que le rodea, no fallaron,

Descubrió de repente un sentido de estar sola y no estarlo,
así libre de cadenas que la retuvieron en su falsa seguridad,
seguridad de muerte y que las polillas comerían toda la ropa,
anduvo encontrando así un sentido en su mismo amor a la vida,
como en un abrirse de piernas confiado a esa sublime sensación

Se adhirió a la vida, descubriendo razones y sentido del amor,
instinto de relación con el igual diferente otro animal como yo,
las cadenas rotas, el candado partido, la puerta al jardín abrió,
la puerta de su alma para idas y venidas, aun de vuelta al nido,
en un salto un poco sin ver bien hacia donde, pero no al vacío.

No hay comentarios:

Publicar un comentario