Opino que las personas, cuando no son capaces de levantar la cabeza y ver lo que les rodea y, por contra, pasan mucho tiempo mirando a su propio ombligo, se pierden infinidad de detalles que son fenómenos de la naturaleza y de la propia humanidad. No reconocen las expresiones físicas ajenas que nacen de lo más profundo del alma (o como queráis llamar a eso tan especial y tan diferente de cada uno).
La naturaleza, los seres humanos... cada uno con sus simples sensaciones y sus complejos sentimientos allegados de estas. Todo eso puede ser hermoso.
Me apasiona la manera en la que nuestra fisiología se ha adaptado a lo que nos rodea, al ambiente, en forma de protección y de adaptación. Algo que abarca tanto la elevación de los leucocitos en sangre cuando hay infección, como la respuesta del estrés para adaptarnos a situaciones que nos dan algo de miedo o que son difíciles.
Es por todo esto, por lo que me gusta cuando las palabras fluyen solapándose al ritmo musical, a la orquesta de la vida. Me refiero a ser honesto con uno mismo y con los demás, asumiendo que todo tiene su consecuencia y que el baile de la vida continúa. A veces, te enamoras y tienes miedo decir lo que sientes, pero sólo tú sabes perfectamente que eso es así y que no puedes evitar ese sentimiento. Se reflejará en tu cara, en tus ilusiones y preocupaciones.
La vida no deja de fluir. El baile aún no termina. Y tú eres parte de todo esto. ¿No te sientes, aunque sea, algo ilusionado?
¿Ilusionado yo? XDD
ResponderEliminarPero sí que es cierto que a veces la certeza de que somos eclipsa todo lo demás. Deberíamos explorar más y localizar en los que nos rodean esa parte que se nos asemeja; siempre existe.
Y, nada, chiquilla, a bailar se ha dicho!! XD
Un beso!!
@Darácter:
ResponderEliminar¡Gracias por tu comentario! No sé, pienso que hay que mirar como mínimo hacia delante. Pero tampoco está de más mirar un poco a los lados y admirar la parte chachi del mundo que nos rodea. Tal es el caso del amor.