domingo, 17 de julio de 2016
Dejas de fumar y la cortina de humo se disipa, realidad de nosotros sin
disfrazar, personajes de una noche y un nuevo amanecer. Aunque la verdad
es que esa máscara era bonita pero tal vez antes el humo no me dejaba
ver la hermosa faz con esa inocencia y esa luz que hicimos por ocultar,
quizá sonaba a vulnerabilidad. Pero y lo bonito que fue quitarnos las
máscaras y mirarnos a los ojos, despojarnos de todo artificio y
sentirnos iguales, alucinados y divertidos inmersos en eso de nadar "en
estado de flujo" en la maravilla que supone estar vivo y sin perder ese
gusto por nuestra humana complejidad, ni por lo básico que nos tiñe en
igualdad.
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