miércoles, 26 de septiembre de 2012

La tierra soñada

Ella paseaba lentamente por las calles de la ciudad del viento, de lo más parecido a un desierto hecho ciudad que había visitado nunca. Solía notar que algo siempre le faltaba, pues era de esa clase de personas que llamamos ambiciosas o bien inconformistas que suelen querer más de lo que tienen. Así que ella caminaba y cavilaba...Nosotros somos, en tanto que pensamos y sentimos en un presente, igual que fuimos con una clase de pensamientos y unos sentimientos concretos en el pasado. ¿Somos también lo que deseamos? Porque si los ideales definen al menos en parte a una persona, entonces lo que se desea forma parte de uno mismo. En ese sentido, tal vez hubiera cambiado o tan sólo era más valiente para defender lo que sentía que le pertenecería, porque lo deseaba y sentía que le correspondía. ¿Por qué no? ¿Acaso no era ella lo suficientemente válida o incluso más que eso? Así descubrió poco a poco, en la Ciudad Desierto, en la isla de su "destierro", que aún ahí donde parecía no haber nada y no suceder nada, sí que ocurrían hechos significativos para ella. Porque lo más importante ocurre dentro de nosotros mismos y es algo que nadie podrá arrebatarnos. Sólo nosotros tenemos la llave del cambio. No somos los mismos de ayer, ni tampoco somos hoy los mismos que seremos mañana. Lo que no cambia, está muerto.

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