viernes, 11 de noviembre de 2011

Querida noche

Querida cómplice de secretos,
confidente fiel de mis deseos,

Llena eres de romanticismo,
manchado de azul escepticismo;
asociación permanente a la razón,
el disfraz que el autorrechazo usó,

Autorrechazo culpable de mi demora,
vencido por el "si no lo intentas, no lo sabes",
por el impulso irrefrenable de amarte,
porque poco importa lo que pase,
si de todas formas voy a amarte.

Te querré incluso más que ahora,
correré siguiendo tus señales,
tras el faro de tu mirada,
la que de noche me alumbraba.

Ojos grandes centelleantes, atentos;
tu lado salvaje como tu pelo al viento,
hombre maduro de inocencia ausente.

Déjame que te llene tus madrugadas,
perdida ahora, loca y enamorada

Déjame respirarte, beberte y saciarte,
en estas oscuras noches para acompañarte,
beber de tu alma de colores azul y blanca,
de la profundidad de tu mar de fin exento.

Esas olas capaces de mover todo mi ser,
y de mecerme hacia aquel nuevo amanecer.

El amanecer que veo ahora en tus ojos,
las puertas que me abres, poco a poco...

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