Nos enseñaron a llamar a las cosas por su nombre,
nos enseñaron a aprender todo con las palabras,
y si no era todo del todo al menos lo era en parte,
palabras adquirían connotación positiva o negativa
Etiquetábamos todo lo que veíamos y así seguimos,
sólo que ahora es todo más complicado, lo quisimos,
y así divagábamos imparables estando así de muertos,
no en vano sentíamos algunos la nada querible desazón
Oh desagradable punzada en medio de todo el pecho,
se extiende como el más fuerte licor, baja y se irradia,
el problema está en que no da para nada algo de calor,
se siente después de la cabeza a los pies como helador
Hace frío allá afuera, es como el frío de la propia muerte,
contra el cual lucha la vida haciéndote correr, adrenalina,
sigamos al primitivo instinto... el miedo muerde..ya salimos,
nada enorme te persigue, tan sólo tu muerte si no caminas.
domingo, 26 de enero de 2014
domingo, 12 de enero de 2014
Iluminando el camino
La luz se cuela allá donde existe el misterio,
la luz se cuela y el misterio se va extinguiendo,
por siempre venerados los ojos que pueden ver,
que contagian la emoción de lo que ven
Veo como resplandece la verdad al horizonte,
pareciera que viera tu mirada brillante y clara ,
como sol que ilumina el amplio y profundo océano,
tu mirada que nunca engaña, que siempre me habla.
Me hablas de confusión y con paso firme caminas
¿acaso no nace toda determinación de esa indecisión?
Y no me equivoco si afirmo que se aprende del error,
llamémoslo prueba, algo necesario para la evolución.
la luz se cuela y el misterio se va extinguiendo,
por siempre venerados los ojos que pueden ver,
que contagian la emoción de lo que ven
Veo como resplandece la verdad al horizonte,
pareciera que viera tu mirada brillante y clara ,
como sol que ilumina el amplio y profundo océano,
tu mirada que nunca engaña, que siempre me habla.
Me hablas de confusión y con paso firme caminas
¿acaso no nace toda determinación de esa indecisión?
Y no me equivoco si afirmo que se aprende del error,
llamémoslo prueba, algo necesario para la evolución.
viernes, 10 de enero de 2014
El corazón y la armadura
En mis días más miserables, forjé la mejor de mis armaduras,
cuidé la flor, cuidé del corazón y no se endureció,
Salí a que el viento me golpeara la cara,
salí a no ignorar mi realidad y fluí con ella,
sentí el dolor de las desgracias, las mías y las ajenas,
Y sentí, a pesar y sobre todo una la inmensa alegría,
me dí cuenta, viviendo aferrándome a lo vivo,
en un contacto con lo muerto y con lo que palpita
en ese preciso momento, me di cuenta, estaba viva.
cuidé la flor, cuidé del corazón y no se endureció,
Salí a que el viento me golpeara la cara,
salí a no ignorar mi realidad y fluí con ella,
sentí el dolor de las desgracias, las mías y las ajenas,
Y sentí, a pesar y sobre todo una la inmensa alegría,
me dí cuenta, viviendo aferrándome a lo vivo,
en un contacto con lo muerto y con lo que palpita
en ese preciso momento, me di cuenta, estaba viva.
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